viernes, noviembre 18, 2005

Recostado...


“Estaba esperándola bajo el árbol que habíamos acordado. La espera se hacía eterna. Suplicaba a la naturaleza a mí alrededor para que ella llegara, inclusive comencé a hablar con los pájaros y las plantas, pero ella no llegaba. Comencé a caminar de un lado a otro, siempre circundando al árbol, mirando al horizonte con la esperanza de verla venir. La podía imaginar, sus cabellos ondeando al ritmo de su paso, y su mirada al césped, con una indiferencia tal, que no podría discernir si estaba contenta o triste.

Suspirando fijé la mirada bajo el árbol, donde aquél día había sentido sus manos acariciando las mías por primera vez.

Finalmente, di media vuelta rápidamente y mi corazón se aceleró, ella venía con un paso acelerado, como si supiera que llega tarde a nuestro encuentro. Volteé la cabeza y me hice el distraído, no dejaría que supiera que desesperaba por su presencia.


Recostado bajo aquél árbol, y tras una charla de la cual solo recuerdo sus ojos y suspiros, me dijo:

-¡Si! ¡Quiero estar contigo por siempre! ¡Quiero que seas mi esposo! – Sus palabras quedaron registradas en mi mente como una partición del tiempo, marcando un antes y un después en mi línea de tiempo

Me incorporé rápidamente. La excitación me consumía, la emoción me gobernaba. No podía dejar de sonreír, era mi turno de demostrarle mi amor. Realmente lo iba a hacer. Por primera vez no tenía miedo. Simplemente me dejé llevar por los instintos, el impulso y la espontaneidad. Puse mis manos alrededor de su cuello, cerré mis ojos y sucedió.

El primer beso que jamás le hubiera dado a alguien, duró muy poco tiempo, pero la sensación en mi boca y en todo el cuerpo permaneció muchos días.

Le solté y comencé a caminar hacia atrás, regocijándome de alegría, admirando su inigualable belleza. Indescriptible realmente. Aunque de todos modos, no vale la pena describirla, nadie sabría entender lo que sentía por la mujer de mis sueños, así como yo nunca entendería lo que alguien sentiría por la mujer de sus sueños.

Luego comencé a trotar, a través de la plaza, contemplando el día mas despejado que jamás hubiera visto, y seguramente, que nunca volvería a ver.”

-Luego de eso, recuerdo haberme visto en un aeropuerto. Pero eso ya le sonará familiar. Y antes de llegar al aeropuerto, desperté. El reloj marcaba las 5:08 AM, sentía la boca muy seca y me levanté a beber algo. Cuando me acosté nuevamente, volví a soñar con un aeropuerto.

-¿Eso es todo?

- ¿No le parece suficiente, doctor? Es toda una revelación, ¿No lo cree?

- Esa chica…

- Si, era ella.

-… entendido…

Tras unos segundos de calma opté por preguntarle.

- ¿Qué opina?

- Mmm… Sinceramente creo que ese sueño representa un deseo reprimido

Hubo un silencio bastante incómodo, hasta ahora sabía que el Dr. Niyo pensaba que yo era algún tipo de neurótico pues siempre soñaba con un aeropuerto. Pero… ¿Reprimido? Eso ya era grave.

- Vamos doctor, es solo un sueño. Un sueño genial que valía la pena contarlo.

-¿Así que solo un sueño? No es la primera vez que sueñas con ella, ¿O me equivoco?

Dudé en contestar, pero ambos ya sabíamos la respuesta.

-Si, es verdad, pero nada realmente fuera de lo normal – Apenas levantó la vista, podía ver sus ojos por encima de sus lentes, pues se perfilaba hacia abajo, anotando quien sabe que cosa en ese pequeño cuadernito.

- Dudo que sea una coincidencia, mejor dicho, es un tipo de reincidencia que se va acrecentando. Extrañamente, continúa relacionándose con tus constantes sueños en el aeropuerto. – Tenía razón, pero me negaba a darle más importancia que la necesaria.

-Vamos, date una oportunidad. ¿Por qué sigues evitándolo? Luego de tantas sesiones, ya es evidente que es lo que necesitas.

- Oiga, doctor, primero y principal. Tal vez lo necesite, pero puedo vivir un tiempo mas sin ello. Segundo, no conozco a nadie con quien me gustaría pasar un rato, mucho menos algo serio.

- … a esa mujer con la que sueñas si la conoces.

-Venga doctor, tiene razón, pero… no está a mi alcance, Además yo ni siquiera le intereso.

- Mmmm…

- Bueno, bueno, somos incompatibles. Ya no quiero hablar más de ella.

El Dr. Niyo se quitó los lentes, me miró a los ojos y dijo.

- Creó que deberías hacer caso a lo que tu subconsciente te está intentando decir a través de los sueños.

Esa frase repicó en mi cabeza, me llegó muy adentro. Pero no me dejé vencer. ¿Subconsciente?

- Dr…. ¿Realmente cree que dejaré que mi vida sea manejada por un sueño?

- No digo que maneje tu vida, solamente que en ese ámbito aceptes la sugerencia que te hace.

- He sido seleccionado para trabajar en el laboratorio de alta energía en la prestigiosa universidad de Cambridge. En mis épocas de estudiante, alcancé la excelencia académica manejando mis tiempos con la razón, pero guiado siempre con mi instinto. Aspiro a más, y con este ritmo es posible que consiga progresar aun más. ¿Por qué habría de cambiar mi modus operandi ahora? Por favor, confié en mi intelecto, que tan lejos me ha llevado.

¡Ups! No debí haber dicho eso, creo que hice enfadar al Dr. Se estiro hacia atrás, sentándose firme, dejó de tutearme, comenzó a hablarme con formalidad inusual y con una voz seria respondió:

- Su intelecto… le ha traído por aquí. ¿Lo recuerda? Usted es una bomba de tiempo, su temporizador está a punto de descargarse por completo y causará un daño masivo, tanto a usted como a quienes lo rodean.

- ¿Qué sugiere? Le he dicho que no puedo seguir una simple corazonada.

- No le estoy diciendo que siga una corazonada, le estoy planteando que usted está limitado por su propio temor. Es evidente que está muerto de miedo

- ¿Miedo? ¿¿¿Miedo??? ¡Yo no tengo miedo!

- Si, lo tiene.

Reí sin ganas, con unas sonoras carcajadas que ni yo mismo creí.

- ¿A qué se supone que le tengo miedo?

Reclinó su silla, una muy buena señal del retorno a la calma.

Mientras, yo seguía recostado en el diván, en aquél consultorio, buscando orientar mis pensamientos, que me ponían distrajeron todo el día.

- Tienes miedo a perder el orden por el que has regido siempre tu vida. Tu orden. Por eso es que niegas la oportunidad.

Otra buena señal, comenzó a tutearme nuevamente. Pero… ¡Eran calumnias! Naturalmente, me defendí.

- No estoy negando la oportunidad, solamente digo que cuando las cosas se den, se darán en el mismo camino que transito.

- Precisamente, tienes miedo a arriesgarte a perder el orden, buscando una pasión y emoción que puedan desvincularte de tu tórrida rutina. Tienes miedo que esa persona que tanto anhelas, perturbe lo que tu mismo has llamado “alcanzar la excelencia”. Y aún más, temes que te aleje de ese camino, evitando de alcanzar aquélla tan soñada “perfección”.

Deberías hacer caso a lo que tu subconsciente te está intentando decir a través de los sueños.

Aún repicaba en mi cabeza. No podía pensar con claridad, observaba el ambiente fuera de foco, visiblemente perdido en mis pensamientos.

Estaba encontrando las palabras adecuadas para armar mi respuesta, cuando vi aquella bicicleta…

Pestañeé, me encontré cruzando la avenida. Una bicicleta se dirigía contramano, pasó muy cerca de mí y me distrajo de mis pensamientos. ¿Cuántas cuadras venía caminando imaginándome recostado relatándole mis problemas a ese tal doctor Niyo?

Recobré la noción de la realidad justo a tiempo, pero la bicicleta que enfilaba contramano no tuvo la misma suerte. Supongo que intentó ganar tiempo y cruzar en diagonal la calle a toda velocidad. Un automóvil que habría tenido ya un par de cuadras acelerando, embistió al ciclista, ahora a mi izquierda. Justo a tiempo alcancé a ver la bicicleta volar para arrojarme al asfalto cubriéndome la cabeza.

Escuché cuando el rodeado golpeó el asfalto unos pocos centímetros a mi derecha. Si no me hubiera arrojado… en fin. Ni pensarlo

Escuché gente gritando alrededor, alguien se acercó y me tocó la espalda.

Giré media vuelta y quedé recostado hacia arriba. Era un hombre de mediana edad, atendía una verdulería frente al lugar del choque. Con un acento extraño me habló:

- ¡Hombre, suerte que estás bien! ¿Pues es que venías pensando, tío?

Decidí no responder. Porque recostado en plena calle, decir “Venía pensando en la novia” es muy poco original, ¿No?.