sábado, junio 03, 2006

Un pequeño detalle

Disculpen si repito demasiado las cosas, pero es que no acostumbro a escribir, El me dijo que lo hiciera. Asi tal vez, cuando sea mi turno, sepa que hacer.

Abrí un ojo. No sabía si era de día o de noche.
Un instante despúes reparé en la luz del crepúsculo apenas entraba por mi ventana. Habrían de ser las 6 de la tarde.
Giré un poco mi cabeza, pero tenía demasiado sueño.
Los minutos me habrán parecido segundos. ¿ Quién no ha sentido alguna vez que el tiempo marcha muy rápido ni bien se despierta uno? Los que llegan tarde al trabajo, seguramente estarán de acuerdo conmigo.

Pero me estoy desviando de la historia, aún tenía demasiado sueño. Sentía microsueños (¿O eran nanosueños?). No me pregunten como lo sé. Simplemente sentía la sensación de estar en dos mundos al mismo tiempo.

Hacía semanas que no podía dormir una buena siesta como lo había hecho ese día.

Volvía a despertarme, giraba un poco la cabeza y nuevamente estaba dormido. No escuchaba sonido alguno proveniente del exterior. Tan solo escuchaba mi voz. Tampoco me molestaba la tenue luz.
Disculpen si repito demasiado las cosas, pero es que no acostumbro a escribir, El me dijo que lo hiciera. Asi tal vez cuando sea mi turno, sepa que decir.

Pero nuevamente estoy hablando sin explicar lo suficiente, él es yo. (¿O yo soy él?). En realidad no sabría la diferencia porque, en ese momento, en la interfase entre el mundo real y el mundo de los sueños solo podía escuchar mi voz.

Me despertaba constantemente, nunca sabré si fueron minutos o segundos. Pero la situación comenzaba a aburrirme. Retomé el pensamiento que tenía antes de dormir, y me pregunté a mi mismo, si es que ya había resuelto algo.

El problema en cuestión trataba de diplomacia. Verán, trabajo en una oficina de una empresa de telecomunicaciones. Recientemente fui nombrado supervisor de la planta. Supongo que hice los méritos para obtener ese privilegio, aunque muchos me envidien y digan cualquier cosa.
Mi nuevo jefe era un antiguo conocido de la universidad. No eramos muy amigos, pero al menos ya nos conocíamos. Pensé que ibamos a tener una excelente relación y me sentí agradecido de poder trabajar en un ámbito así.
Lamentablemente, mi jefe pareció haberme olvidado hace tiempo. Reclamaba todo el tiempo, aún las cosas que si hacíamos bien.
No fue difícil investigar el motivo de su carácter agrio. Era alcohólico, toda la oficina lo comentaba. Dicen que bebía en horas de trabajo.



Volví a girar la cabeza en mi cama, "Tengo que denunciarlo.... no tiene capacidad de liderazo... llevará la oficina a pique...". Sabía lo que tenía que hacer, pero no sabía como hacerlo.
Un paso en falso y me quedaba sin trabajo.
Otro paso en falso y podía arruinar la vida de un pobre alcohólico.

Tal vez ustedes sintieron esa sensación de incertidumbre alguna vez, revolcándose en su cama deseando encontrar una solución.
Bueno, en ese momento me sentía así, desesperado.

Me pregunté si serían las 6 y media, las 7 o más. No, no podía ser más tarde, todavía se notaba la tenue luz del crepúsculo.
Dormité una vez más, y entonces fue cuando pasó...
- Si, lo voy a hacer, lo denunciaré. Iré a su oficina y le acusaré de negligencia presentando la débida queja al gerente.
Me sentí feliz, me había decidido y afrontaría las consencuecias con honor y orgullo.
- No seas estupido... no vayas de frente.
- ¿Qué?¿Por qué?
No sé quien era o que era lo que me hablaba, pues solo escuchaba mi voz.
- Corres con desventaja, eres un subordinado, negará todos los cargos y nadie te apoyará. ¿O es que tienes pruebas concretas?
- Bueno, no. Pero no puedo dejar que siga asi. No lo soporto más ¡No es ético!
- Tal vez sea lo más ético, lo correcto. Lo que cualquier padre te diría que hagas. Pero piensa en como hacerlo para que quedes bien parado.
- Pero.... sí debería quedar bien parado.
- No seas tonto. Mira. Lo que tienes que hacer es ir a su oficina, y saludarle, ofrecerte para algun trabajo que tenga pendiente y quedarte alli conversando.

Pero me pareció muy extraño, tenía mi propia voz. Tenía que saber si era producto de mi imaginación o mi incapacidad para distinguir entre el sueño y la realidad
- ¿Tienes mi voz?.
Lo sé, parece una pregunta desubicada, pero,¡Hey!, es mi historia, y asi fue como pasó.
- Si, Tengo tu voz... entonces cuando estes conversando.
- ¡Le saco el tema del alcohol!
- ¡No! Le preguntas como está.
- ¿Qué?
- Si, le preguntas como está. Es tal vez todo lo que necesita...

¡Wow! Que idea. Me advertía con claridad de los riesgos que corría si seguía el camino de la ética pura, ofreciendome una opción interesante pero arriesgada.
Entonces entendió mi desconcento (No me pregunten como, tal vez podía ver a través de mis labios)
- Mira, tal vez no logres solucionar nada, pero es lo mejor que puedes hacer arriesgarte a ser vapuleado.

- Tienes mi voz - Le repetí
- Si... pero volviendo al tema...
- ¿Como sabes todo esto? Es como si tu fueras yo - Le interrumpí
- ... como te decía...
- ¿Es que ya lo has vivido? ¿Eres yo? - Volví a interrumpirle
- ¡Mira! No tengo tiempo de explicartelo ahora. Ya vas a terminar de despertar asi que no me queda mucho tiempo. Antes de ir a acusar a tu jefe, deberías acercarte y preguntar como está. ¿Sabes qué? Algunas veces los problemas diplomáticos mas graves se solucionan tan solo mostrando interés en el otro.
- Es una buena idea...
- Bueno, creo que estas despertando.

Me dijo alguna que otra palabra que apenas entendí y repentinamente me sentí totalmente despierto.
El segundo parecía segundo. Y comenzaron los sonidos del mundo real.

Finalmente desperté, giré la cabeza y presioné el botón "light" de mi reloj despertador. Eran las 6 y media. Ahora si escuhaba los sonidos del exterior. Y dejé de escuchar mi voz. Pero seguía sin molestarme la tenue luz.
Disculpen si repito demasiado las cosas, pero es que no acostumbro a escribir, El me dijo que lo hiciera. Asi tal vez cuando sea mi turno, sepa que decirme a mi mismo.

¿Habrá sido mi subconciente? ¿O será algun tipo de psicosis?

Entonces esa misma tarde fui hasta la oficina, la secretaria se sorprendió de verme. Hacía tiempo que no iba por las tardes. Me dijo que el gerente estaba en su oficina, "descansando un poco". No era dificil darse cuenta lo que eso significaba.

Entré, lo saludé. Me sonrió y luego me devolvió el saludo. Parecía contento de verme.
Luego de una charla insípida sobre el clima y los resultados del fútbol, hice lo que EL me dijo que hiciera.
Le pregunté como estaba.
Me miró y respondió que estaba bien. Sabía que mentía. Entonces le volví a preguntar.
-Sinceramente... ¿Cómo estás? ¿Como te sientes?

Lo que pasó después puede resultar evidente, y hasta interesante para alguna que otra vieja chismosa. Pero prefiero preservar la dignidad de un hombre.
Si, comenzó a llorar y me contó como había perdido a su hijo en un accidente de tránsito. No había podido recuperarse y pensó encontrar apoyo en su trabajo.
Se emocionó. Dijo que siempre deseó que alguno de sus empleados le preguntara alguna vez como está. Que lo anime.
Pero era conciente que ese no era el trabajo de ellos. No tenían porque lidiar con un cuarentón deprimido.
Entonces había comenzado a beber.

Me sonrió, y finalmente dijo
-Gracias muchacho, ojala nos hubieramos conocido mejor en la universidad".

Quien fuera que EL haya sido, mi subconciente, algun transtorno de personalidad, o hasta un mensaje que yo mismo me mandase del futuro, le agradezco por el consejo que me dio.
Nunca hubiera pensado, que un pequeño detalle como preguntar "¿Cómo estás?" pudiera significar tanto.