Alguna vez te despertaste una mañana con la luz del sol entrando por tu ventana?
Ese día fue uno de esos días.
Lo admito, era casi el mediodía, pero ¡Hey!¡Había tenido una mala noche!
Lentamente corrí la cortina y contemplé el hermoso dia soleado. Extraño clima para ser invierno, pero se ajustaba perfectamente a mi humor. Supongo que mi humor es todo lo que me quedaba...
Tomé un lindo desayuno, algunas nueces y leche de soja para mantenerme activo. El día se me antojaba lindo para salir a correr. Y fue así como así que abrí la puerta de la calle y salí de mi casa vestido con una camiseta y los mismos pantalones con los que dormí. Era un bonito día para correr.
Diez minutos despúes llegué a la plaza principal. Y fue allí donde sucedió.
Las señoras caminaban en grupo de un modo muy chistoso, "footing" le decían. Jóvenes parejas sentadas juntas abrazándose y besandose me recordaban a los viejos tiempos. Solo atiné a sonreir.
Mi ánimo no podía ser mejor, y así como así, comencé a correr.
Era una sensación increible, esquivando cagadas de perros y pasando a las señoras que había visto antes.
Ojala esa sensación hubiera durado más tiempo...
Pero no lo hizo. Diez minutos despúes sentí un grandísimo dolor en la boca del estómago.
Apenas pude completar una vuelta a la plaza y tuve que parar. Me sentír repentinamente mareado y todo comenzo a dar vueltas. Me hubiera caído si no me agarraba del poste de luz.
Comencé a respirar rápidamente. Este maldito dolor estaba ahora en mi pecho.
Levanté mi cabeza solo para ver a ávidos jóvenes corriendo por la plaza a una velocidad que yo solo podría imaginar. Supongo que ya no tenía 20 años...
Pero no fue eso lo que me termino de destruir....
Uno de los muchachos se detuvo y corrió hacia mi, abrio sus ojos de par en par y tímidamente dijo... "¿Señor, está usted bien?"
Iba a insultar y gritar juramentos a su madre por esa pregunta tonta.¡Por supuesto que no estaba bien!. De todos modos, no tenía energías para insultar a su pobre madre.
Lo miré directo a los ojos e intenté decir algo pero no pude. La voz no me salía del pecho. Estaba muy cansado, el dolor me estaba matando y el mundo seguía dando vueltas.
No podía soportarlo más, solté el poste y caí en el cesped.
"Llegó la hora", pensé.
El sol brillaba alto en el cielo, debía ser ya mediodía. Aún podía escuchar las risas de los niños jugando a lo lejos.
Si, era un lindo día para morir.
¡Alguién! ¡Ayuda! ¡Llamen a una ambulancia!!
¡Dios mio!! ¡¿Qué pasó aqui?!
¡No lo sé! Dejó de correr y...
Murmullos, nada más que murmullos...
¡Señor! ¡Señor!
¡¿Puede oirme?!
¿Señor?
...
Ninguna respuesta. No podía contestar. Ni squiera estaba despierto, tal vez fue solo un mal sueño. Si, iba a despertar en cualquier momento. Veía una luz, ¿Era el sol? Era una luz brillante. Quería ir hacia ella pero no podía. Todavía estaba caído en el suelo.
Finalmente desperté.¿Estaba en casa? El sol entraba muy brillante por la ventana ¿Alguién se había llevado las cortinas? No, no estaba en casa.
Tenía un terrible dolor de cabeza y no podía mover los brazos. Tenía estos... tubos saliendo de ellos. ¿Estaba en el hospital? ¡Chico!¡Que dolor de cabeza! ¿Qué pasó?
Parece que no había sido un mal sueño despúes de todo. Le llamaban paro cardíaco. Supongo que ya no tenía 20 años...
En los siguientes días estuve postrado en la cama, solo caminaba hasta el baño y a veces aprovechaba para quedarme viendo por la ventana. Eran unos hermosos días soleados.
Un día llegó el médico y me dijo que ya estaba bien, pero que tenía problemas cardíacos. Me dijo que ya no podía correr. Le dije que hacía años que yo no salía a correr. Me preguntó porque fui ese día.
... no supe responderle.
De todos modos no le importó. Simplemente me mandó a casa con unas pastillas, que todavía estoy tomando.
Salí del hospital y tomé un taxi. Irónico fue cuando el taxi eligió ir a mi casa cruzando la dichosa plaza. Entonces lo ví de nuevo. Los niños seguían jugando, las mujeres seguían caminando y los jóvenes seguían corriendo... pero yo no estaba allí.
Ya no tenía 20 años y tenía que empezar a vivir con ello.
Era un día soleado, extraño clima para ser invierno. Simplemente continué mirando a través de la ventana del taxi.
Si... es un lindo día para morir.
"¿Qué?" dijo el taxista, o tal vez eso es lo que quiso decir en el extraño idioma que hablan los taxistas...
miércoles, julio 12, 2006
Suscribirse a:
Entradas (Atom)