jueves, octubre 23, 2008

Microrelato

Mi mayor error fue convencer a Dios de proseguir con el proyecto Génesis... y aqui estoy, todavía esperando el Apocalipsis.

martes, julio 15, 2008

Carta Espacial


Favor de entregar a Rose, donde quiera que se encuentre al momento de recibir esta carta...


Estimada Rose:

Mi nombre es Han de Beta Centauro, sé que te parecerá raro recibir noticias mías por este medio, tal vez ni siquiera me recuerdes al momento de leer estas líneas...

Estuvimos en contacto unas quince veces durante ocho años terrestres unos 8215 años despúes de vuestro último período de glaciación.
Esporádicamente y con poco tiempo de advertencia, se abríeron agujeros de gusano entre tu mundo y el mío a través de los cuales nos podíamos comunicar instantáneamente.

Establecimos una relación de amistad intermitente a merced de las frías leyes físicas de los agujeros. Una sincronización de funciones de onda que no siempre se daba cuando sentíamos necesitarla.

A esta altura ya me habrás recordado, caso contrario no tiene sentido seguir explayándome.

En este momento ha comenzado una guerra civil en nuestro planeta y es mi deber como caballero pelear por mi hogar. Estoy embarcandome hacia el campo de batalla y no sé si volveré. El agujero de gusano está cerrado y esta es la única manera que encontré de enviarte este mensaje, tal vez el último.

La última vez que hablamos antes de escribir esta carta llenaste de lágrimas tu rostro mientras intentabas explicarme lo que ustedes, hombres de la tierra, denominan amor. Te habré contado ya que desde pequeño me enseñaron a seguir luchando aún viendo como mis aliados caían en batalla. Así pues mi mente moldeada con instrucción lógica y guerrera no ha sido capaz de concebir tal estado mental de simbiosis con otro ser racional. Investido en mi brillante armadura no me fue posible, en ese momento, entender completamente tu mensaje.

Ojala que te llegue esta carta, y que sepas que finalmente he entendido tus palabras. Con lágrimas en los ojos me someto ante las leyes de la física y sé que nunca podremos vernos. Pero mantengo la esperanza, al menos de regresar vivo y volver a verte cuando el ordenador del universo así lo disponga.

Te envío mis mejores deseos de felicidad y prosperidad. Que encuentres en tu mundo lo que no has podido encontrar a varios años de distancia.

Sueño con un universo en el cual la velocidad de la luz sea mucho más pequeña, tal vez en esa realidad podría haber llegado hasta tu Tierra y encontrarte.

Desde la estación espacial Hadar... tu leal caballero Han.

sábado, abril 05, 2008

Bucle

En cierto momento aparecieron tres hombres que estaban desayunando en un bar. Uno de ellos dio un sorbo a una taza que tenía en la mano y exclamó:
-¡Ah, me quemé!
- Te dije que estaba caliente. Pero bueno, Imbécil no se hace, se nace - Le contestó el segundo hombre
- Para que el comentario sea sarcástico debería tener una base lógica, no una rima. - Protestó.
- Primero que nada, no se necesita de una base lógica y segundo, si es lógico.
- ¿Qué cosa? ¿Qué los imbéciles nacen así?
- Por supuesto. ¿Has visto acaso a una persona adquirir la imbecilidad?
- Uno no puede cuantificar la imbecilidad!. Solamente se trata de una sucesión continua de decisiones equivocadas que se asientan en un estado mental y característico de la persona.
- Bajo ese supuesto podrías, a modo de experimento, adoctrinar a un niño para que sea un imbécil.
- Los niños no son imbéciles, ellos interactuan con el mundo que los rodea para aprender y educarse, que nosotros no aprobemos sus costumbres es una mera convención.
- Si, si, incendiar una casa por jugar con fuego es educarse...
- En ese caso la imbecilidad es de quien dejó el fuego a disposición del niño.
- Entonces esa decisión define al imbécil?
- Por supuesto
- Pero las decisiones no siempre determinan dos estados posibles.
- Vale, vale, como mínimo dos, pueden ser muchos.
- ¿Cabría pensar en un grado de imbecilidad?
- Tal vez...
-Pero una decisión desenvuelve dos o más caminos. Y cada camino tiene sus propias decisiones. Luego la imbecilidad no es más que una ramificación fractal
-De nuevo con los fractales...

- Callense de una vez - Gritó el tercer hombre, que había permanecido callado hasta ese momento
Los otros dos se le quedaron mirando.
-¿Y a ti que te pasa?
-Nada en particular, solo estoy harto de sus discusiones vanas. Sin rumbo, sin dirección, sin sentido.
- ¿Se podría tener sentido sin dirección?
- Podrias tener una dirección aleatoria
- ¿Pero como diablos defines el sentido?
- ¡Basta! - Gritó de nuevo.

- Repito. ¿Qué te pasa? - Dijo el primer hombre
- ¿Qué te acontece? - Acotó el segundo
Suspiró para replicar la pregunta y sugerir que las preguntas no son equivalentes, pero se contuvo.

-Van a pensar que estoy loco.
- ¿Te ha importado alguna vez lo que pensemos? - Dijo el segundo hombre.
El tercero sonrió.
- Vale, vale. Tuve un sueño muy extraño. Yo entraba en un bucle y no sabía como salir de él.
- Y de qué trataba ese sueño? - preguntó el primer hombre.
- En cierto momento aparecieron tres hombres que estaban desayunando en un bar. Uno de ellos dio un sorbo a una taza que tenía en la mano y exclamó: "¡Ah, me quemé!"

martes, enero 01, 2008

Adios querido amigo

Cuando volví a casa tras varios meses sabía que iba a encontrar cambios rotundos.

Me alegré de ver mi habitación intacta. Días antes de irme ya planeaban derrumbarla y darle un mejor uso. "Se puede hacer un salón comercial", decía mi padre. "La podría convertir en mi segundo bunker", acotaba mi hermano. Así que cuando me fui la miré con aires de cariño como si fuese la última vez.

Esperaba encontrar una nueva distribución de los objetos cotidianos y también un cambio de actitud en mis allegados.

Encontré la cerradura cambiada, mi computadora desarmada, "Total, ya no la usas, ¿No?", mi cama tendida, el escritorio sin tierra. Eran muchos cambios, pero supe llevarlos. Excepto uno, crucial, que cambiaría mi vida para siempre.

Entré al baño y pegué un grito desgarrador. Tenía el mismo olor a baño, pero el inodoro había cambiado. "No pueden haber cambiado el inodoro!", exclamé. Asustada llegó mi madre a ver que me había pasado y repetí mi indignación. "Si, es que el otro se rompió y pusimos otro. Pero el roñoso lo puso mal", llamese roñoso a cualquier mamífero que haga algo que a mi madre no le gusta. Con humildad digo que hasta yo he entrado en esa categoría...
Pero volviendo a la tragedia, habían cambiado el inodoro. El gran inodoro. Yo estaba orgulloso de ese inodoro. Si ustedes, estimados lectores, supieran las cagadas que aguantó ese inodoro derramarían lágrimas de solo leer estas líneas. No importaba si además arrojabas papel higiéncio, cabellos, chicles o cualquier otra sustancia mas o menos hidrodegradable, siempre pasaba.

Hace varios años, durante una asado, fue asediado por salvajes que no mostraban el menor aprecio por el trono ajeno. Cuando tiré la cadena, escuché un pequeño ruido, pero el inodoro se portó impecablemente y con mucho esfuerzo pasó lo que tenía que pasar.

Durante mi vista a Turquía tuve una discusión con amenos lugareños sobre si sus baños eran mejores que los nuestros. Aludieron higiene y mejor postura del usuario. Pero yo lo defendí a muerte. "Yo tengo un inodoro que no se atasca nunca...", dije nostálgico con una sonrisa de oreja a oreja.

Miré con desprecio el nuevo espécimen. Tenía su propia mochila con agua y el botón para tirar la cadena carecía de función. Traté de usarlo, no tenía alternativa, pero no era lo mismo. Ni bien terminé apreté el botón antiguo como un reflejo de mi infancia. Nada ocurrió. Se me partía el corazón mientras buscaba la palanca en la mochila y luego aproveché el lavatorio para lavarme la cara y disimular mis lágrimas.

Salí del baño y continué caminando hasta el depósito. Allí le encontré, partido en dos, su cadáver a la interperie sin ningun tipo de misericordia.
Me paré frente a él y lo miré por última vez. Sabía que no me atrevería a pasar de nuevo por ese lugar.
Entonces, respiré profundamente y le hablé:

Adios, querido compañero, me acompañaste en las buenas y en las malas. No te importaban mis berrinches, ni los días que te evitaba, ni los que te usaba en exceso. Siempre estabas ahi cuando te necesitaba y permanecerás por siempre en mis recuerdos.